En tiempos de la Unión Soviética, Abjasia (un territorio situado al noroeste de Georgia) era el destino vacacional por excelencia, la denominada Riviera del Cáucaso. Las playas de Sujumi (la capital) eran las más codiciadas y el lugar predilecto de los ricachones soviéticos para tostarse al sol y disfrutar de la costa del Mar Negro. Abjasia disfrutó de su época dorada con enclaves como Sujumi o Gagra que hacían las delicias de los turistas. Pero eso era entonces. He aquí algunos lugares en Abjasia que visitar.
Monasterio de San Simón el Zelote |
Un poco de historia…
En el año 1991 Georgia obtuvo la independencia de la URSS y, con ella, quedaron integradas en el país tres regiones autónomas: Abjasia, Osetia del Sur (aunque en aquellos tiempos no se denominaba así) y Adjara. Pero Abjasia tenía otros planes mejores que formar parte de Georgia y solo un año después se declaró independiente de Georgia, con la ayuda de Rusia. Se inicia, entonces, en 1992 una guerra que se alargaría hasta 1993 y que daría como resultado la independencia de facto de Georgia y la proclamación de la República de Abjasia, solo reconocida por Rusia, Venezuela y unos pocos países más.
La peor parte, como siempre, se la llevaron los civiles, con miles de muertos y más de 350.000 personas forzadas a abandonar sus hogares y a convertirse en refugiados. Según datos oficiales, en el año 1989 había unos 520.000 habitantes en Abjasia y, tras la guerra, la población quedó reducida a la mitad.
Por supuesto, las consecuencias del conflicto también fueron nefastas para la infraestructura y solo quedan en Abjasia los restos de un pasado próspero, pero que ya es historia.
Inmediaciones del Parque Natural del Lago Ritsa |
Datos útiles e impresiones personales de Abjasia
Es posible que, para mí, Abjasia fuera solo un lugar que visitar para satisfacer mi curiosidad «ya que me pillaba de paso», pero para los georgianos es todavía una herida abierta. Resulta casi imposible encontrar a alguien de mi edad que haya estado allí y es que sencillamente no pueden entrar, les está prohibido tras los conflictos de la década de los 90 y, el más reciente, el de 2008, en el que Georgia perdió también Osetia del Sur. Desde mis conocidos georgianos y más allegados hasta, incluso, la chica del establecimiento donde imprimí el visado, absolutamente todos me hicieron saber que a ellos también les gustaría tener esa suerte de poder viajar a Abjasia sin ningún problema. Eso sí, que no se me olvidase: «Abjasia es Georgia».
Lo primero que me sorprendió de Abjasia es que es ¡verde! Tras coger la marshrutka y dejar la frontera atrás, esperaba encontrarme un paraje desangelado, cochambroso y tétrico, según había leído en varios blogs. Pero, ¡qué va! En este territorio hay muchos muchos edificios en ruinas y lugares en decadencia, pero también hay paisajes y rincones bonitos.
Por supuesto, en Abjasia, ni rastro de Georgia, de su idioma o de su moneda. El idioma oficial es el abjasio y el ruso y no soy una atrevida si digo que casi nadie habla inglés. En Sujumi no hay oficina de turismo y es casi misión imposible comprar una simple postal o un mapa de la ciudad. Es tan misión imposible que no tengo postales de allí. La moneda es el rublo, como en Rusia.
1 euro = 67 rublos
También había leído cosas feas sobre los abjasios, como que era un país con mucha delincuencia e inseguro. Yo me encontré lo contrario: gente muy amable y dispuesta incluso a llevarte en coche si te veían perdida o si llovía, por ejemplo. En varias ocasiones, a mi compi de viaje y a mí nos ofrecieron llevarnos en coche, sin que ninguna lo pidiera. Si en Georgia es fácil hacer autostop, creo que en Abjasia mucho más.
5 lugares bonitos que visitar en Abjasia
1. SUJUMI
La capital abjasia es una ciudad portuaria a orillas del Mar Negro. Hasta su separación de Georgia, fue su mayor orgullo, epicentro de la Riviera Soviética. Sus costas eran las más cotizadas, aunque, ciertamente, apenas queda rastro de ese esplendor. Hoy en día es una ciudad de avenidas con palmeras que desembocan en un paseo marítimo un poco destartalado, en el que el óxido es una de las constantes. En sus calles todavía pueden verse edificios destruidos por la guerra. Por lo visto, una de sus mayores atracciones es la colonia de «monos astronautas», ya que aquí los entrenaban para ello. Qué cosas.
Para llegar a Sujumi desde Inguri (la frontera con Georgia) hay marshrutkas directas (250 rublos) o bien Inguri-Gali y de ahí hasta Sujumi.
2. GAGRA
Me imagino Gagra en los tiempos de la URSS como Torremolinos en los 70, un destino vacacional chic y concurrido. Este antiguo resort se localiza a unas dos horas en minibús de Sujumi y, aunque no es en la actualidad ni de lejos lo que fue, no podíamos obviarlo en nuestro tour.
Aquel día amaneció lluvioso, un clima muy propicio que acrecentaba más el ambiente de abandono del lugar. Encontramos lo que pareció ser un lujoso teatro, ahora en ruinas, y también un paseo marítimo sucio y lleno de perros abandonados. Supongo que en los meses de verano Gagra resurge de sus cenizas, ya que había varios chiringuitos cerrados. Eso sí, en abril, en un día húmedo y gris como aquel, Gagra no pudo ocultar ese aire decadente aunque , a mí, pese a todo, me gustó.
Para llegar a Gagra desde Sujumi, coge una marshrutka junto a la estación de tren (150 rublos).
3. NOVI AFON
Novi Afon fue, sin duda, el gran descubrimiento de Abjasia. Queda a una media hora de Sujumi y es conocido por el espectacular monasterio de San Simón el Zelote. Es enorme, supercolorido y con cúpulas doradas, como me gustan a mí. El templo se construyó en el año 1880 y es una maravilla tanto por dentro (por sus pinturas murales), como por fuera. La entrada es gratuita, aunque, eso sí, hay que cubrirse la cabeza con un velo y las piernas con una especie de faldón.
Antigua estación de ferrocarril de Psirtskha |
Una iglesia en el interior de una cueva |
Un día es suficiente para visitar Novi Afon, pero lo cierto es que hay mucho que hacer. También aquí se localiza una de las cuevas más grandes del mundo y es posible visitarla.
En los alrededores de la antigua estación de ferrocarril de Psirtskha hay todo un mundo por descubrir: una cascada, unas vías de tren abandonadas, un lago, unas iglesias en cuevas y el monasterio de San Simón el Cananeo. Todo ello forma un conjunto que, no sé por qué, me pareció idílico. ¡De lo que más me gustó del viaje!
Pequeña basílica en la Fortaleza de Anacopia |
Para rematar la visita a Novi Afon, subimos hasta la Fortaleza de Anacopia, construida entre los siglos II y IV. En el centro se erige hasta una pequeña basílica cristiana, probablemente del siglo VIII.
Para llegar a Novi Afon desde Sujumi, coge una marshrutka junto a la estación de tren (50 rublos).
4. LAGO RITSA
En la frontera, cuando informábamos sobre nuestros planes viajeros, los propios policías nos aconsejaban incluir el Lago Ritsa en nuestro tour. Así que, el último día, tiramos la casa por la ventana y contratamos a un conductor para que nos llevara hasta el lago y, de ahí, nuevamente a Inguri para cruzar a Georgia. Pese a que el tiempo no era el mejor, el parque natural nos ofreció impresionantes paisajes de montañas nevadas, puentes colgantes y ríos bravos. ¡Muy muy chulo!
5. AGUAS TERMALES DE KINDGI
Las piscinas termales de Kingdi no estaban en nuestros planes, pero a nuestro simpático conductor (tenía esposa, pero se le antojó que yo fuera ‘la otra’, pese a que ni yo entendía lo que me decía ni él a mí) se le ocurrió terminar el día allí. Ya había visto algo así en Borjomi, pero me sigue sorprendiendo la existencia de estas pozas naturales de agua caliente al aire libre y en medio de la nada. Junto al par de piscinas aptas para bañarse, había otra a 100º en la que, el chapuzón, obviamente, no estaba recomendado.