Después de asistir a una boda kazaja, volé al otro extremo del país, concretamente a la capital, Nursultán. Nursultán es una de las capitales más extrañas que uno puede conocer. Empezando por el nombre y continuando por el hecho de que la capital de Kazajistán hace solo unos años era la nada y hoy en día es una gran ciudad.
Hasta el año 1997, la capital era Almaty, ubicada cerca de la frontera con Kirguistán. Sin embargo, a partir de esta fecha se decidió trasladar la capital a una ciudad llamada Akmola, que era nada y menos, únicamente conocida por el campo de prisioneros (un gulag) de sus inmediaciones. Sería renombrada desde entonces como Astaná.
Poco a poco, la ciudad fue creciendo y aumentando en habitantes. De ser una población sin pena ni gloria, se convirtió en una urbe en toda regla, hecha al antojo del presidente de Kazajistán Nursultán Nazarbáyev, quien lideró el país desde 1990 hasta 2019.
Como si de la casa de una Barbie se tratara, el mandatario comenzó a construir edificios a su gusto, ostentosos, muchos de ellos inspirados en algunos que había visto en sus viajes. Poco a poco, Astaná fue transformándose en una ciudad futurista y, a mi juicio, bastante artificial. Aquí y allá iban esparciéndose edificios a cual más opulento.
Astaná hasta 2019
Pero, entonces, la capital ¿se llama Astaná o Nursultán? Hasta 2019, año en el que Nursultán Nazarbáyev dejó de ser presidente de Kazajistán (ya estaba bien, casi 30 años), parece ser que el Parlamento, en su honor, decidió cambiar el nombre a la capital. Por eso, desde hace un año la capital se llama Nursultán, aunque los kazajos no estén muy contentos con ello. No me imagino ese episodio ególatra en España, cambiando el nombre de Madrid por Pedro, Mariano o José Luis.
El caso es que ahí estaba yo el año pasado, en Nursultán, en la capital de Kazajistán, con su nuevo nombre recién estrenado. Deseandito estaba de ver su centro financiero y todos esos edificios deslumbrantes de los que el presi estaba tan orgulloso y que habían convertido un pueblucho en la flamante capital kazaja.
Edificios futuristas en la capital de Kazajistán
La Torre Bayterek es uno de ellos, una torre blanca de 100 m de altura con una impresionante cúpula dorada en su cúspide que actúa de mirador. Desde arriba se pueden contemplar todos los jardines circundantes perfectamente delineados y cuidados, así como otros modernos edificios del distrito financiero. Si lo piensas, tiene forma de chupa-chups gigante.
Otro de los más curiosos es Khan Shatyr, un centro comercial con forma de yurta (una especie de carpa donde habitan los nómadas de las estepas). Por fuera y por dentro es impresionante. Sobre todo porque alberga una playa. Sí, una playa, con arena de las Maldivas, hamacas, agua y hasta un chiringuito. Por supuesto, con sus temperaturas lo suficientemente cálidas para bañarte.
No hay que olvidar que Nursultán es la segunda capital más fría del mundo, solo por detrás de Ulan-Bator (capital de Mongolia). Por lo visto, en invierno hay días que puedes ver la vida pasar a -35ºC. Otra de las cosas que hacen especial a Khan Shatyr es que hay un miniparque de atracciones. Esto significa que puedes montarte en la montaña rusa y saludar a la vez a quienes están haciendo sus compras. Y doy fe de que, efectivamente, puedes hacerlo.
Muy lujoso es también el Palacio Presidencial Ak Orda, con su cúpula azul brillante y aguja dorada. Por lo visto, está inspirado en la Casa Blanca de Estados Unidos.
Como señalé antes, parece que el presidente veía un edificio por ahí y decía ¡lo quiero para mi capital! Como el Palacio Presidencial hay mil ejemplos. Por ejemplo, el edificio de la compañía de gas KazMunayGas, a un paso del centro comercial, está inspirado en el Hotel Atlantis The Palm de Dubái. Y así con todo.
Pero si hay una construcción extraña, ese es el Palacio de la Paz y Reconciliación. Con forma de pirámide, solo se puede visitar con guía. Según comentan, aquí se celebra el Congreso Mundial de Religiones y, de hecho, puedes ver la sala de reuniones con butacas donde supuestamente va sentado el representante de cada país. Esta es la versión oficial.
Las teorías conspiranoicas se han dejado caer por Nursultán y, de acuerdo con ellas, en realidad es el epicentro del Nuevo Orden Mundial, el lugar de reunión de las élites donde deciden el futuro del mundo. Estas teorías se fijan hasta en el último detalle para corroborarlo, estableciendo paralelismos con el símbolo de la pirámide de los billetes de dólar, la masonería y el culto al sol. Yo no sé qué pensar, pero lo cierto es que la visita está llena de demasiado secretismo para tratarse simplemente de un Palacio de Congresos.
Más allá de este distrito nuevo y moderno, se encuentra el verdadero centro histórico. En este, el paisaje cambia diametralmente. Regresan los bloques de estilo soviético, los restaurantes tradicionales y los edificios que ya estaban ahí antes de que al presi se le ocurriera levantar una enorme capital.
En Nursultán tuve la sensación de que me podía permitir comer en cualquier restaurante, por lujoso que pareciera. Un día almorcé en la última planta de un hotel de 5 estrellas con forma de pagoda china. El restaurante estaba situado sobre una plataforma giratoria y comí por unos 12 € al cambio.
Leche de camella y yegua: una delicatesen en Kazajistán
También en Nursultán probé por primera vez la leche de camella y yegua, muy típicas allí. Por lo visto, tienen tropecientos beneficios para la salud, aunque a mí me parecieron asquerosas.
Los kazajos son gente maja. Ya hablé en otro post de cómo una kazaja me invitó a la boda de su primo así a lo loco. Otro día, en un taxi en Nursultán, cuando el conductor se enteró de que era turista, no me dejó pagar la carrera. Le insistí hasta el infinito, pero quería que me llevara un buen recuerdo.
Aparte de majos, son un tanto excéntricos. Aún recuerdo los desayunos que me preparaba la dueña de mi alojamiento. Estuve una semana sin desayunar normal. Cada mañana, empezaba el día con un muslo de pollo, una ensalada y verduras varias. No sabía cómo hacerle entender que con un té y un poco de pan habría sido suficiente. Pero ella tan orgullosa de servir el desayuno probablemente más consistente de todo Nursultán.