La tormenta perfecta

Mal tiempo no es que llueva a cántaros y a traición. Mal tiempo no es que haga un viento que más bien debiera llamarse huracán. Mal tiempo no es que granice con fuerza hasta que pique. Mal tiempo, queridos lectores, es que se den todos estos fenómenos a la vez. Es esto, pues, lo que sucede en Manchester.
Todos hemos vivido alguna vez esa situación en la que vas paseando por la calle y de repente te cae un chaparrón seguido de un vendaval. Pero cuando esto ocurre cada uno de los días en Manchester sinceramente te preguntas si hay alguna cámara oculta grabando tu lucha con el paraguas. Y es que cuando lluvia y viento vienen de la manita no hay paraguas que se resista y la mejor opción es cerrarlo.
Así, las calles aparecen como un auténtico cementerio de paraguas. Desparramados por ahí, de personas que intentaron desafiar al tiempo y, obviamente, no lo consiguieron.
Además, otro dato importante y sin exagerar ni un ápice. No es recomendable salir con la hora pegada pues, realmente, el viento es tan fuerte (hasta los charcos se mueven con furia, tanto que hasta piensas que puedan convertirse en un tsunami urbano) que te impide andar a velocidad normal y has de hacer doble esfuerzo para dar un paso que adelante al anterior.
Y el invierno no ha hecho más que empezar.

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