Como viene siendo ya una costumbre, este verano tocaban vacaciones familiares. A mí me apetecía conocer las playas de Huelva, pero, finalmente, optamos por Lisboa y alrededores. En 2008 ya estuve en la capital portuguesa por lo que el objetivo de este viaje no sería tanto visitarla sino más bien conocer sus playas. ¿Es que tiene Lisboa playa? No, pero cerquita-cerquita hay varias y muy recomendables.
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Vistas de Lisboa desde el Mirador de Santa Lucía |
Yo, ferviente defensora del transporte público cuando viajo (porque tengo carnet de conducir, pero realmente es como si no lo tuviera), en esta ocasión no puedo hablar de buses ni trenes para moverse por las proximidades de Lisboa, pues fuimos en coche. Sin embargo, sí puedo dar alguna info útil sobre playas y bonitos parajes costeros que distan, como máximo, una hora de la ciudad.
La gran ventaja de escoger este destino, entonces, es que tienes un 2×1: ciudad preciosa + playas chulas. No me puedo olvidar de la gastronomía porque si te gusta el pescaíto, te vas a chupar los dedos y, además, a bajo coste. Recuerda: la playa se disfruta mejor con el estómago lleno y en Lisboa las opciones son miles. Bacalao a la brasa (mi favorito), bacalao a la crema, caracoles (para los más intrépidos), quesos riquísimos (que acompañarán siempre tus menús en los restaurantes), dorada, sardinas, chocos, pulpo, pollo a la brasa…
¡Ahora sí! ¡Empiezo con el top 6 de playas!
1.- En primer y merecidísimo lugar: Portinho da Arrábida. Fue la tercera playa que vimos y la que me hizo concluir que venir a Lisboa de veraneo había merecido la pena. Llegar desde la ciudad nos tomó alrededor de una hora, pues esta fabulosa playa está enclavada en un parque natural, así que las carreteras no son las mejores. Cuando estás finalmente sobre la arena, conviene andar un poco porque el principio tiene piedrecitas un tanto molestas a la hora de bañarse. Una vez situados, toca explorarla y descubrir que, tras las rocas del fondo, se esconden calas maravillosas.
2.- Península de Troia. El día que fuimos a Troia nos salió nublado, por lo que eso la desmereció un poco. Para llegar a esta larga playa hay que ir primero al puerto de Setúbal y, desde ahí, coger un ferry. Son solo 15 minutos de trayecto hasta alcanzar la península. En esta hay un Casino, bares, heladerías y algunos apartamentos, pero la playa está casi virgen. Si no te gustan las olas (como a mí), esta y la anterior serán ideales para ti.
3.- Carcavelos. La playa de Carcavelos se localiza a pocos kilómetros de las famosas poblaciones de Estoril y Cascais. Al contrario que las dos primeras y por su ubicación, presume de un gran oleaje. La reconocerás porque en uno de los extremos se alza una enorme fortaleza. No en vano, es este el sitio exacto en el que el río Tajo se funde con el Océano Atlántico. Frente a la playa, hay un aparcamiento donde se puede dejar el coche todo el día por 2,50 euros.
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Carcavelos con la fortaleza de São Julião da Barra al fondo |
4.- Cascais. Continuando por la Avenida Marginal (carretera costera) se llega a Cascais. Se trata de una villa muy pintoresca y con mucha vida. Me encantaron las casas señoriales y los barquitos de colores que flotan frente a la playa. Lo peor es la dificultad para aparcar, ya que toda la localidad tiene ORA.
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Playa en Cascais |
5.- Costa da Caparica. Es una de las más famosas entre los lisboetas y se ubica cerca de la desembocadura del río Tajo, en la ciudad de Almada. Por su situación en la otra orilla del río (al igual que Setúbal), es necesario cruzar el conocido Puente 25 de abril, lo que significará que, cada vez que se entre a Lisboa por él, hay que pagar un pequeño peaje y, por supuesto, esperar la cola. En Costa da Caparica también hay fuerte oleaje.
6.- Oeiras. No lejos de la playa de Carcavelos se encuentra el municipio de Oeiras. Subdividido en varias freguesías, cuenta con diversas playas: Caxias, Paço de Arcos, etc.
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Playa en Caxias |
La guinda del pastel la pueden poner los siguientes tres enclaves, imprescindibles para admirar el océano en su estado más salvaje.
7.- Boca do Inferno. Paraje de visita obligada que se encuentra pasado Cascais. Esta zona de acantilados donde las olas golpean fuertemente ha sido, además, escenario de un misterio que tiene como protagonistas al ocultista inglés Aleister Crowley y al escritor portugués Fernando Pessoa. Parece ser que el primero fingió su suicidio (con ayuda del segundo) en este lugar dejando una intrigante nota: «No puedo vivir sin ti. La otra ‘Boca del Infierno va a engullirme, aunque no será tan caliente como la tuya». Hay, de hecho, una placa que cuenta esta historia.
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Acantilados en Boca do Inferno |
8.- Playa do Guincho. No la incluyo como playa al uso, aunque sí es perfecta para los surfistas. Nosotras buscábamos una playa con encanto en la que tomar el sol. En Playa do Guincho lo primero lo encontramos, pero, lamentablemente, lo segundo no. Por su localización, es una playa muy ventosa en la que el aire apenas te deja caminar con normalidad. Eso sí, me pareció increíble.
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Playa do Guincho |
9.- Cabo da Roca. Emplazado en el Parque Natural de Sintra-Cascais, se sitúa el punto más occidental de la Europa continental (es decir, excluyendo países europeos insulares como Irlanda o Reino Unido). En este punto, de nuevo, prepárate a volar porque el vendaval es tal que hasta se hace peligroso acercarse demasiado al borde del acantilado a echar fotos. Otro must tanto si tienes coche como si no, porque, de hecho, hasta allí llegan autobuses de línea. En Cabo da Roca se erige un faro (de los más antiguos de Portugal) y también hay un bar y una tienda de souvenirs, donde, entre otras cosas, podrás adquirir un documento que certifica tu paso por el punto más occidental del continente.
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Cabo da Roca |