Auschwitz: una visita al horror nazi

No hace ni un mes que vi una de las películas que muchos llaman de culto: ‘La lista de Schindler’. Es uno de esos films que sabes que tienes que ver pero que, a veces, no encuentras el momento. Yo no sentí esa necesidad imperante hasta que estuve en Cracovia frente a la fábrica de Schindler y me dije: «jo, ¿ves qué ilusión te haría poder comparar escenas de la película con la vida real si no la hubieras atrasado y atrasado…?». Pues bien, dos años después de ese viaje, por fin, la vi.
Visitar Auschwitz estando de vacaciones en Cracovia e, incluso, estando en Polonia en general es casi obligado. Es uno de los escenarios más representativos de una época y allí ocurrió uno de los hechos que más costará olvidar.
La entrada a este «museo del horror», como algunos, no sin razón, se aventuran a llamar es gratuita y hay que pagar únicamente si se desea contratar un guía. Hablo de mi experiencia en 2011, por lo que las cosas pueden haber cambiado pero, por entonces, solo había un pase en español durante los meses de invierno y por 39 zlotys (aproximadamente 10 euros).
Cuando llegas a Auschwitz o Oswiecim Muzeum lo primero que sorprende es el letrero que cuelga de la puerta de entrada: Arbeit macht frei (el trabajo os hará libres), una inscripción un tanto cínica, ¿no? Cuando atravesamos la alambrada, comienzan a aparecer, uno tras otro, los barracones. Un cartel explicaba que aquellos que intentaban escapar eran disparados y sus cadáveres eran puestos a la vista de los demás para que entendiesen lo que les podía ocurrir si intentaban hacer lo mismo.
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Aushwitz I
Cada uno de los bloques exhibe un aspecto concreto: efectos de la II Guerra Mundial sobre la población polaca, torturas de la Gestapo, condiciones en las que se encontraban los prisioneros, etc. Así, por ejemplo, resulta impactante ver los uniformes de los esclavos, de tela tan fina que puedes imaginar el frío que sentían en el gélido invierno de Polonia, o los restos de cabello humano que halló el ejército soviético cuando liberó el campo (casi 7.000 kilos).
Igualmente, merece especial mención el Bloque 11 o Paredón de la Muerte, cuyo nombre casi no necesita explicación. En este fusilaron a millares de detenidos.
Auschwitz II-Birkenau
A unos 3 kilómetros del campo de concentración anterior, exactamente en la aldea de Brzezinka, se ubica el campo Auschwitz II-Birkenau, mucho mayor que el primero y compuesto por 300 barracas. A este se accede en un autobús gratuito que sale desde el otro.
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Auschwitz II
Lo más sorprendente de este lugar son los crematorios. Aquí los nazis instalaron cuatro que, posteriormente, incendiarían para borrar las huellas de los delitos que cometieron cuando las tropas soviéticas se iban acercando. Aún pueden verse los restos de estos crematorios y están intactos los míticos raíles por donde circulaban los trenes que traían a los prisioneros.
Cómo llegar a Auschwitz 
En mi humilde opinión, el mejor modo para llegar hasta (llamémoslo así) Auschwitz I es hacerlo en un autobús que se coge en la estación, situada en la calle Bosacka. El destino será Oswiecim Muzeum.
Recomiendo cogerlo lo más pronto posible, para aprovechar bien el día, dado que el viaje dura una hora y media y que hay mucho mucho que ver allí. En invierno, por ejemplo, cierran los campos a las 15.00 horas y si se pretende visitar Birkenau también se debe calcular muy bien el tiempo.
Para hacernos una idea, la visita a ambos campos de concentración puede durar en torno a unas cinco horas. Además, como mencioné anteriormente, existe un autobús gratuito que pasa cada hora para ir de un campo a otro.

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