Si de Kotor me impresionó esa conjugación maravillosa de mar y montaña, Perast se convirtió en amor a primera vista. De hecho, creo que es uno de los lugares más idílicos en los que he estado. Y es que el tamaño de este pueblecito situado también en la Bahía de Kotor es inversamente proporcional a su encanto. Igual sueno cursi, pero es que todas las maravillas que pueda decir de Perast son pocas.
Esta pequeña joya del Adriático está situada a unos 12 kilómetros de Kotor, por lo que decidimos hacer una excursión de ida y vuelta en un día.
Perast lleno de vida |
Cómo llegar a Perast desde Kotor
Probablemente la estación de autobús de Kotor sea la que más he pisado en el viaje. Es un auténtico jaleo, llena de turistas y con una cola horrible tanto para comprar un billete como para preguntar en información. Al menos en agosto, había una única taquilla para todo.
Por desconocimiento o por pardillos, tomamos allí el autobús a Perast, cuyo destino final era Herceg Novi. Más o menos cada 30 minutos había un autobús y el precio del billete fue de 2,50 euros.
En ese momento no caímos, pero, una vez en Perast, reparamos en que, para un trayecto tan corto, había una línea de autobús más de andar por casa, de la compañía Blue Line. En este caso, el billete costaba tan solo 1 euro. Además, la parada de autobús para volver a Kotor está justo en la plaza principal de Perast. A la ida, no en vano, el bus con origen Kotor nos dejó en medio de la carretera.
Perast, más bonito a cada paso
Perast no tiene ni 400 habitantes, si bien es cierto que durante los meses de verano la población debe aumentar ostensiblemente. No obstante, nada que ver con Kotor. Había turistas, sí, pero seguía habiendo tranquilidad.
Este pueblo montenegrino se recorre en un santiamén y, de hecho, el paseo discurre paralelo a la costa. El entorno es precioso: casitas de tejados naranjas que miran al mar y a los barcos que se mecen en las calmadas aguas. Sobresale la torre de la iglesia San Nicolás (Sveti Nikola), del siglo XVI.
Perast con sus coloridos barquitos y la iglesia de San Nicolás al fondo |
Tan solo hay una playa (de arena blanca y agua cristalina) en un extremo de la localidad, bastante pequeña, pero eso no es impedimento para poder tomar el sol y darse un baño. Como en Kotor, cualquier sitio es bueno para extender la toalla y nadar junto a los barquitos de colores.
Justo al lado de esa playa descubrimos un chiringuito que estaba hasta arriba (Pirate Bar). Podías pedirte una cerveza y tomar el sol en uno de sus asientos, con música chill out y ambiente alegre. Aunque no había arena, todo estaba pensado para poder disfrutar de estas «playas» montenegrinas e, incluso, habían dispuesto algunas escaleras metálicas para entrar y salir del agua fácilmente.
Las vistas desde este bar no podían ser mejores, ya que enfrente pueden divisarse de forma nítida las dos islas que forman parte de Perast. La isla de San Jorge (Sveti Dordje) y la isla de Nuestra Señora de la Roca (R.K.C. Gospa od Škrpjela), siendo esta última la única artificial del mar Adriático. Ambas poseen una capilla y, además, pueden visitarse con los barcos turísticos que parten desde tierra firme.
Vista de las dos islas |