En unos días me voy a Vietnam si el tifón Yagi me lo permite. De nuevo, toca planificar bien el equipaje con todo lo necesario para pasar los próximos meses en Asia. Llevo sin hacer un viaje de larga estancia 2 años, así que he perdido algo de práctica. Cada viaje es diferente, está claro, pero mis destinos tienen en común que suelen ser bastante exóticos y usualmente no demasiado invadidos por el turismo (aunque cada vez esto resulte más difícil). Aunque cada destino tenga sus peculiaridades y modelitos nuevos para no salir siempre igual en las fotos, sí hay varios básicos de viaje que no faltan en mis grandes escapadas. ¡Te cuento cuáles son!
1. Chaqueta-chubasquero con bolsita
Para mi primer viaje a Colombia en 2018 compré uno de los básicos de viaje más prácticos y, desde entonces, me acompaña siempre. No importa que vayas a un destino tropical en el que las temperaturas sean altas, recuerda echar siempre una chaqueta tipo chubasquero en el equipaje. Y es que puede surgir una excursión a la montaña o a un pueblo de clima más frío o un día puede caer un chaparrón. En el caso de mi chaqueta-chubasquero, me ha salvado la vida en múltiples ocasiones. Lo mejor de todo es que viene con una bolsita donde meterla para colgar en la mochila y que no ocupe nada de espacio.
2. Una bufanda/fular multitasking
Una vez una amiga me regaló una bufanda finita a la que nunca pensé que daría tanto uso. De nuevo, me acompaña desde mi primer viaje a Colombia. Es una bufanda de tela fina, pero que, como es bastante larga, da varias vueltas al cuello y puede servir para las noches más frías. También viene muy bien para taparte en el bus/avión si se pasan con el aire acondicionado, como pareo de playa y para cubrirte la cabeza y hombros al entrar en una mezquita e, incluso, las piernas. Tengo decenas de bufandas, pero ninguna es tan multifuncional como esta.
Con mi fular naranja en Uzbekistán, que me acompaña desde tiempos inmemoriales
3. Un saco-sábana
Un saco-sábana es un saco de dormir de toda la vida con la peculiaridad de que es muy liviano, similar a una sábana. Por su ligereza, está claro que no te sirve para resguardarte en un refugio de montaña en una noche a -20 ºC, pero es perfecto para dormir en las noches tropicales en aquellas camas de dudosa higiene. Además, viene en una bolsita y ¡no ocupa apenas espacio! A mí me sirvió para dormir sin morirme del asco en Ciudad Perdida en Colombia, pues dormíamos en camas en las que las sábanas, según calculo, se cambiaban cada 3 años. Y también me vino genial para dormir en las camas más cutres de los safaris que hice en Tanzania.
4. Una almohada de viajes inflable
Si te fijas, todos van en el avión con su almohada cervical para dormir. Se ven mullidas y muy cómodas, pero es un armatoste que, seguro, no te cabe después en la maleta y tienes que llevarlo colgando y arrastrando por todos los suelos de sabe Dios dónde. Sin embargo, una almohada cervical de viaje de carácter inflable es mucho mejor porque hace la misma función y, cuando no la estás usando, la desinflas, la metes en su bolsita y tiene el tamaño de una cartera.
5. Una camiseta térmica
Dado que usualmente viajo a destinos tropicales, siempre es verano. Esto significa que no tengo que perder el tiempo ni el espacio llenando la maleta de jerséis. Pero lo que siempre va conmigo es una camiseta de manga larga térmica que compré hace varios años en Decathlon y que me ha venido genial en las noches más frescas. Lo mejor de todo es que tampoco ocupa demasiado espacio.
De paseo entre frailejones con mi chaqueta-chubasquero y mi camiseta térmica
6. Gel y champú sólido
En mis viajes me acostumbré a ducharme con jabones sólidos, pues en algunos países los geles líquidos que tanto usamos en España o brillan por su ausencia o son carísimos. Tanto es así, que he adoptado esta rutina incluso en casa y hace tiempo que no compro botes de gel para la ducha. Al viajar, para mí es imprescindible llevar todo lo que pueda en sólido: jabón de cuerpo, champú, acondicionador e, incluso, crema hidratante. La tienda Lush, aunque algo cara, es ideal para encontrar todo esto.
7. Riñonera para tus paseos diarios
Cuando viajo, me olvido de los bolsos, que ocupan un espacio innecesario. Los sustituyo por una riñonera que, por el uso, ha ido cambiando con el paso de los años. La última la adquirí en Stone Town (Tanzania) y es preciosísima. Siempre trato de que tenga al menos dos compartimentos (el principal y uno pequeño en el frente para guardar pequeños objetos como la vaselina o los pañuelos). Y si tiene un tercero en la parte trasera, mejor que mejor.
8. Sombrero de safari para los días de sol
Mi sombrero de safari me acompaña solo desde 2022, pero ¡se ha convertido en un indispensable! Desde entonces, lo llevo a cualquier viaje que incluya naturaleza o playa. Este básico de viaje es perfecto porque es muy ligero y se dobla para que ocupe muy poco espacio en la maleta. Además, lo puedes lavar en la lavadora. Es genial para hacer un safari (de ahí su nombre), pero también para la playa o para cualquier excursión que incluya mucho sol.
9. Kit de dormir (antifaz y tapones)
Un básico basiquísimo sobre todo si estás pensando en compartir habitación con extraños es un antifaz para dormir y unos tapones. No sé vosotros, pero yo aún no he aprendido a dormir sin persiana. Respecto a los tapones, nunca se sabe cuántos roncadores puede haber a tu alrededor.
10. Malla para la lavadora
Este básico para viajes es también un imprescindible cuando estoy en casa. Se trata de una bolsa pequeña de malla con cremallera para lavar las prendas más delicadas (como la ropa interior) en la lavadora y que no se enreden con otras. La compré en Colombia en 2021 y, desde entonces, siempre viaja conmigo.