La orilla sur del lago Issyk-Kul, en Kirguistán (III parte)

Shatyly

Retomamos el lago Issyk-Kul, quizás, el principal atractivo de Kirguistán. En anteriores posts, hablé de la orilla norte del lago mucho más turística que la sur. Este recorrido circular que tuvo su punto álgido en Karakol, punto de encuentro de mochileros, comenzaba a cerrarse al enfilar la orilla sur del lago Issyk-Kul (Kirguistán), de la que hablaré en esta ocasión.

Tomé como base de operaciones la población de Bokonvayevo, si es que puede considerarse población. En este lugar había un solo restaurante en el que comía y cenaba los 3 o 4 días que estuve. No tenían la mitad de la carta, así que mi dieta no era demasiado variada. Bokonvayevo no tenía absolutamente nada, pero estaba cerquita de algunos puntos de interés de la orilla sur del lago. Lo recuerdo como un pueblo de calles polvorientas y casi fantasmagórico, en el que los niños, cuando salían del colegio y se cruzaban conmigo, me gritaban Helloooooo muy emocionados. Me imagino que no verían a muchos turistas normalmente.

Bokonvayevo

Bokonvayevo se promociona ante el turismo con dos cosas (aunque nadie vaya). Una es la posibilidad de pernoctar en una yurta que, si te acuerdas, son esas casitas de quitaypon de los nómadas. La segunda es el show con águilas. No en vano, la caza con águilas es una de las tradiciones de Kirguistán más arraigadas, de ahí que se ofrezca a los turistas en forma de espectáculo. La verdad es que, por motivos de tiempo, yo no nice ni una cosa ni la otra.

Era mediados de septiembre y en Kirguistán el frío ya comenzaba a apretar con fuerza. Es curioso el calor que pasé solo dos meses antes en Uzbekistán, con una media de 40ºC al día, y ahora estar aquí, con temperaturas nocturnas cercanas a los 5ºC. Afortunadamente, escogí una guesthouse con suelo radiante, algo que no había visto antes y me pareció todo un adelanto.

Bokonvayevo

Caminata entre montañas onduladas en Shatyly

Al llegar a Bokonvayevo, quise informarme acerca de qué hacer en la orilla sur del lago Issyk-Kul (Kirguistán) y, en concreto, en las inmediaciones de la población. No recuerdo quién me dijo que la caminata en Shatyly era una maravilla y “nada difícil”. La idea era que un taxi (1000 som= 10 €) me llevara hasta el inicio y me recogiera al final. La caminata arrancaba en un bosquecillo y continuaba por unas montañas onduladas hasta que llegabas al lago. Ahí sería donde me recogería el taxista. Este me dijo que no tardaría más de una hora en completar el recorrido y que la ruta era bastante intuitiva.

Shatyly

Si soy sincera, adentrarme en la naturaleza es de las pocas cosas que no me gusta hacer sola cuando viajo, pero es que el taxista me lo pintó tan fácil, que no había pérdida por lo que parecía. Me soltó en medio de la nada y, cuando me quise dar cuenta, ya se había ido. Estábamos yo y la inmensidad. Empecé a andar y me di cuenta de que no tenía ni idea de cuál era el camino. Eso de que fuera obvio era discutible. Y ya sabes qué ocurre cuando tienes dos opciones: que siempre eliges la errónea. Eché a andar por una ruta que tenía pinta de no desembocar en ningún lugar en concreto.

Cuando me quise dar cuenta, estaba medio escalando una colina y pensé que por ahí no podía ser. Pero no había ni un alma a quien preguntarle por dónde era el camino. Creo recordar que solo me crucé con una vaca en todo ese tiempo. Incluso se me ocurrió volver al inicio de la ruta por si siguiera el taxista esperando, pero enseguida deseché esa alternativa.

Afortunadamente, poco a poco parecía que me iba encaminando hacia el lago. El paisaje era imponente, bellísimo, aunque no iba a cubrir la distancia en una hora ni de coña. El marrón de las montañas onduladas contrastaba con el intenso azul del lago Issyk-Kul. Sin duda, estaba ante una de las panorámicas que más me impresionaron de Kirguistán. Subir, bajar, subir, bajar. Parecía que no llegaría nunca al final. Pensé en el taxista que llevaría mil años esperándome y aún me faltaba un buen trecho para llegar. En total, fueron como 2 horas.

Shatyly

Kyzzyl Tuu: bañarse en un lago donde se flota

A 1 hora en taxi aproximadamente de Bokonvayevo había un lago salado en el que se podía flotar perfectamente. Hacía un frío del carajo, pero yo no quería perder esa oportunidad. Entonces, tomé a mi taxista de confianza (1500 som= 15 € i/v) y allá que nos fuimos. Por supuesto, también cogí el bikini. Me iba a congelar de frío, pero me hacía ilusión.

Flotando en el lago salado

Llegamos, me fui a cambiar detrás de unos matojos y le di al taxista mi móvil para que me hiciera fotos. Él me hizo un señor book mientras me metía en el agua, gritaba y tiritaba de frío (porque el agua estaba gélida) y flotaba, tratando de sonreír para las fotos. Todo transcurrió en un par de minutos; no aguanté mucho más dentro.

Luego me fui a pasear con el taxista por la orilla del lago Issyk-Kul hasta que se cumplió el tiempo que habíamos pactado y regresamos. Otra nueva oportunidad para practicar mi mediocre ruso.

Con el taxista

Y así se acabaron los días en la orilla sur del lago Issyk-Kul en Kirguistán. El siguiente destino en la ruta sería otra maravilla de la naturaleza: el lago Song-Kol, bastante más pequeño, pero increíble.

Recorriendo el lago Issyk-Kul, el más grande de Kirguistán (I parte)

Karakol, Kirguistán: la joya del lago Issyk-Kul (II parte)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *