Hace justo un año estaba aterrizando por cuarta vez en Georgia. Esta vez no iba a ser mi destino final, ya que simplemente sería el punto de partida de una travesía por los -tan. Pero antes mi plan era conocer las playas. De Georgia me encanta la capital, los pueblitos y las montañas, pero ¿qué hay de las playas? No esperaba mucho de ellas y hacía bien en no esperarlo .
Para los georgianos, es bastante sorprendente que una española se vaya de vacaciones a sus playas. También lo sería para mí, ya que nunca antes había estado en ninguna tan solitaria. Elegí, quizás, mal mes para bañarme en el Mar Negro, no por el clima, pues acompañaba de sobra, sino porque no era “oficialmente” la temporada de playa. A lo extraño que les parecía que hubiera una turista española tomando el sol, se sumaba que, en muchas ocasiones, era la única.
Si cogemos un mapa, observamos que la costa de Georgia se extiende desde la frontera de Turquía hasta la de Rusia. Sin embargo, eso era antes. En la actualidad, el litoral se ha recortado bastante, dado que la antigua región de Abjasia se separó en 2008 unilateralmente de Georgia. Por desgracia, en ella estaba el epicentro del turismo estival (la ciudad de Sujumi), así que hubo que buscar un sustituto rápidamente. Sería la ciudad de Batumi o Benidorm georgiano.
1. Batumi
Batumi es la segunda ciudad más grande de Georgia, solo por detrás de Tbilisi. Es la capital de la región de Adjara, famosa por el plato georgiano más internacional: Adjaruli Khachapuri, un flamante pan horneado con queso a tutiplén y huevo. Para quienes buscamos la autenticidad al viajar, Batumi no es gran cosa. Es más, es una ciudad bastante artificial que trata de imitar a los destinos europeos. Sin embargo, es un buen sitio para ir de playa en playa .
Una de las cosas más guays de Batumi es su mercado de pescado, aunque esté un poco retirado del centro. La dinámica es sencilla: escoges el pescado, lo compras y lo llevas al restaurante de al lado para que te lo cocinen y te lo comas.
Pero si yo quería ir a Batumi era por la playa. Esta era bastante bonita de lejos, ideal para caminar sin que se te metiese arena en los zapatos, más que nada porque no tiene. En su lugar, piedrecitas, de esas que se te clavan en la espalda cuando estás tomando el sol y en los pies cuando decides darte un baño. ¡Esto es Georgia!
2. Sarpi
En Batumi me tiré una semana en busca de playas con encanto. En la propia ciudad no la encontré, así que me hablaron de Sarpi. En opinión de mucha gente, la mejor de Georgia. Yo tenía mis serias dudas, pero no tenía nada mejor que hacer que ir a comprobarlo. Lo más curioso de todo es donde se encuentra: en la frontera con Turquía. Pero no al lado de la frontera o muy cerca de la frontera…no, literalmente en la frontera. Es más, la ubicación de esta playa es tan peculiar que estás tomando el sol mientras ves a los camiones (y ellos te ven a ti, claro) esperar su turno para cruzar.
Otra cosa curiosa es que justo en esta playa hay una iglesia ortodoxa georgiana, pero solo unos metros más allá, una mezquita. Pero el remate final de la “mejor playa de Georgia” fue que ¡había medusas! Pero no una o dos, sino 500.000. Te acercabas al agua para meterte y ellas habían hecho una especie de barrera infranqueable. Bajo esas condiciones, ni de coña iba a meterme, obvio. Pero entonces observé que había gente que sí se bañaba y no me lo podía creer. Si eran venenosas, ¡les tenían que picar seguro!
Rápidamente busqué información en Google al respecto y encontré algo en un foro: aquellas medusas eran asquerosas pero no picaban . Y así fue mi primer baño de 2019.
¿Cómo llegar a Sarpi? En Batumi, coge una marshrutka en Tbilisi Square. El trayecto dura 30 minutos y cuesta 1 lari (0,30 €)
3. Mtsvane Kontskhi
Con mis dos primeras playas no había tenido mucho éxito, así que decidí darle una oportunidad a Mtsvane Kontskhi, que puede traducirse como Cabo Verde . Al menos el nombre era muy sugerente, ¿no? Esta playa sí era bastante cuqui. Estaba rodeada de verde y, además, se veían las montañas del Cáucaso nevadas allá a lo lejos.
También era una playa de piedrecitas, pero, qué te puedo decir, una ya se va acostumbrando. Otro punto a su favor es que tiene un chiringuito, que, aunque no sirve pescado (como creo que sería lo suyo), sí puedes pedirte una pizza (aunque no demasiado buena) con vistas bonitas.
¿Cómo llegar a Mtsvane Kontskhi? En Batumi, coge la marshrutka nº 31 al lado del teleférico. El trayecto dura unos 15 min y cuesta 1 lari.
4. Ureki
Ureki es una localidad costera muy famosa por sus playas de arena magnética. Es arena de color negro que, por lo visto, es curativa. El turismo de salud es bastante habitual en esa zona, tanto como ver a los bañistas envueltos en arena tomando el sol. Se ubica a unos 100 km de Batumi, así que era el momento de cambiar de centro de operaciones.
Ureki, por lo visto, es un destino bastante turístico, pero como aún la temporada no había empezado, me encontré un pueblo aún en construcción. Y cuando digo aún en construcción, me refiero a que parecía que lo habían empezado a levantar antes de ayer. Se componía de una calle principal más o menos asfaltada y de ahí partían callecitas más pequeñas con todos los edificios en obras y con calles a medio hacer.
Encontrar un restaurante abierto para comer o cenar era una odisea, porque en mayo no había ni perri por allí. Encontrar a alguien que hablara inglés, incluso más complicado, así que no quedaba más remedio que ir desempolvando el ruso, que tan útil me sería en los meses posteriores.
¿Cómo llegar a Ureki? Desde Batumi, coge una marshrutka en la antigua estación de autobuses. El trayecto dura 1 hora y cuesta 5 laris (1,50 €). Importante diferenciar entre Ureki pueblo y Ureki playa (Magnetiti).
5. Shekvetili
Shekvetili es una playa a continuación de Ureki que, según me habían dicho, era bastante mejor. La arena también es magnética y parece ser que no había tanta masificación. Desde luego que masificación no encontré y, en su lugar, me topé con una playa extensísima y vacía. Pero no vacía en plan “uy, qué pocas personas”. No. Vacía de vacía. Éramos la playa y yo. Por no haber no había ni restaurantes ni hoteles. Bueno, haberlos los había, muy monos, a pie de playa, pero cerrados. Me resultaba muy extraño tomar el sol y bañarme en una playa donde no había absolutamente ni un alma. ¡Es lo que tiene viajar fuera de temporada!
¿Cómo llegar a Shekvetili? La verdad es que ni me acuerdo. Cogí un bus en Ureki que me dejó a saber dónde y tuve que caminar un trecho hasta llegar a la playa fantasma. Para la vuelta a Ureki, me fui en taxi.