Visite Bratislava, capital de Eslovaquia

Eslovaquia no es un país que destaque desde el punto de vista turístico, aunque a mí los que más me llaman la atención son precisamente los menos conocidos. Yo suelo decir mucho: «ya iré a París o a Roma, antes prefiero visitar Sarajevo o Nicosia».

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La casa más estrecha de Europa

Así que cuando decidí ir a Viena en el pasado mes de junio, me pareció obvio y una idea estupenda visitar también Bratislava. No en vano, son las dos capitales europeas más próximas entre sí (80 kilómetros las separan). Desafortunadamente, y aunque ya me lo habían advertido, Bratislava no es gran cosa.

Mi amigo y yo llegamos en bus desde la estación de Südtiroler Platz, en Viena. Llegamos a Bratislava en apenas hora y media (si no recuerdo mal), a una estación de autobús un poco cochambrosa (todo hay que decirlo), muy de países del Este, añadiría. Llegar a mi alojamiento fue una odisea, porque nadie hablaba inglés y al final lo encontramos como pudimos. Lo sabríamos más tarde, pero me alojé en un albergue muy cercano a uno de los puntos de interés de Bratislava: el Palacio Grassalkovich, la residencia del actual presidente eslovaco.
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Hlavne namestie (plaza principal)

Después de callejear un poco para intentar encontrar el acceso al centro histórico (sinceramente, a veces los mapas los hacen un poco ininteligible), llegamos, no sin antes observar en lo alto el Castillo de Bratislava, al que se puede acceder.

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Iglesia Azul

El casco antiguo sí que me gustó, es pequeño, pero muy encantador. Merece la pena pasear por sus calles e ir encontrando, casi por casualidad, con los edificios de interés. La Puerta de San Miguel está por aquí y justo en este punto se encuentra el Kilómetro 0. Junto a ella está la que se dice que es la casa más estrecha de Europa. No sé si nos equivocamos de edificio, pero nos pareció extraño que el edificio que ostenta este honor sea un bar de comida rápida.

La plaza principal es muy bonita y pintoresca. En esta se localiza el Ayuntamiento y el Palacio del Primado. Además, en este lugar hay pequeños puestos en los que comprar algún souvenir.
Sin embargo, lo que más me gustó de Bratislava (aparte de lo barato que es y la comida tan rica, de la que más adelante hablaré) fue la Iglesia de Santa Isabel, también conocida como Iglesia Azul. Se ubica fuera del casco, en la calle Bezrucova. No te la pierdas. Las guías turísticas recomiendan también la Catedral de San Martín y el cementerio de Slavín (un sitio quizás muy recomendable pero que no pude visitar).
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Pasta con salsa de queso mmm

Comer en Bratislava: bueno y barato


Antes de visitar Bratislava me recomendaron dos sitios fantásticos para comer: el Slovak Pub (calle Obchodná 613/62) y el Flagship. Yo estuve en el primero y me encantó. De entrante pedimos una «ración» de queso eslovaco típico y para mí pedí una especie de pasta con una salsa de queso bueníiiiisima. No obstante hay gran variedad de platos para elegir, con una carta traducida al inglés y con fotos.

Cómo llegar al aeropuerto de Bratislava desde la ciudad
Llegar al aeropuerto de Bratislava es muy sencillo, muy barato y requiere muy poco tiempo. Basta con tomar el autobús número 61 desde la estación de tren (Hlavna stanica). En Bratislava los billetes se compran por fracciones de tiempo, por lo que tienes que calcular cuánto durará el viaje. Aproximadamente 15 minutos de viaje son 50 céntimos de euro. El trayecto hasta el aeropuerto es de unos 20 minutos, por lo que este billete será suficiente.

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