Viaje a los Balcanes. 4ª parada: Tuzla

Tuzla en Bosnia

Después de cuatro días en Sarajevo, tocaba marchar para el próximo destino. Algo que siempre me ha sorprendido es la capacidad de adaptación que tengo a los sitios y es que si estoy más tiempo de la cuenta, ya me siento una ciudadana más. En Sarajevo, me ocurrió algo parecido. Tras esos días amaneciendo allí y de paseo, controlando más o menos el mapa y habiendo recorrido el centro y otros barrios alejados, se me hacía raro irme de allí.

Mi siguiente parada sería Tuzla, ciudad situada al noreste de Bosnia y Herzegovina y la cuarta más grande de BH. Realmente, sería un lugar de paso en mi ruta de subida hacia Serbia, ya que, por lo que parecía, no tenía mucho atractivo. Además, descubrí que no había ningún albergue juvenil allí, solo hoteles y pensiones. De modo que pensé que mi estancia de una noche allí pasaría sin pena ni gloria en un lugar con poco o nada que ver. Nada más lejos de la realidad, pues lo cierto es que en Tuzla viví uno de los mejores momentos de mi viaje por los Balcanes.

¿Cómo llegar a Tuzla desde Sarajevo?

 

Como en todas las etapas del viaje, a Tuzla llegué desde Sarajevo en autobús (20 km= 10 euros). A ambas ciudades las separan apenas 120 kilómetros, una distancia que, cuando yo planeaba la ruta en España, me pareció bastante asumible. Allí, a sabiendas de que los kilómetros no se corresponden con las horas de recorrido tal y como las conocemos aquí, traté de preguntar al conductor cuántas horas de viaje eran. Me respondió que «4», pero lo cierto es que no sabía si se refería a la hora a la que llegaríamos a Tuzla o al tiempo que tardaríamos. Eran en ese momento las 12.30 pm, así que podía intuir que no sería precisamente un viaje corto.

Había que tener en cuenta, además, que anochecía a las 17.00 horas, que tenía pinta de ser una ciudad aburrida y que encima estaría sola en una pensión cutre que había medio reservado por teléfono el día anterior. Todo alegrías, vamos. A eso se sumaba la incertidumbre de si habría algún autobús desde Tuzla que cruzara la frontera y me llevara a Serbia al día siguiente (a Belgrado, la capital, o a Novi Sad; me daba igual) para así no tener que volver a Sarajevo, deshacer recorrido y, de nuevo, subir a Serbia en autobús. Esa clase de dudas me asaltaban.

Tras cuatro horas de viaje y de casi tenerle que hacer un croquis al de la ventanilla para averiguar si había conexión con alguna ciudad serbia desde allí, afortunadamente pude comprar un billete a Belgrado para el día siguiente. Si no recuerdo mal, hay dos autobuses al día que conectan Tuzla con Belgrado. Yo lo compré para las 16.00 horas.

¿Qué ver en Tuzla?

 

Tuzla tiene una población aproximada de 120.000 habitantes y pertenece a la Federación de Bosnia y Herzegovina. Si algo destaca de esta ciudad son sus recursos de sal y, de hecho, se ha convertido en todo un centro de vacaciones durante los meses de verano. El mayor orgullo de esta urbe bosnia son sus tres piscinas artificiales de sal (panonska jezera).

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Lagos de sal de Tuzla

De hecho, Tuzla es la única ciudad en Europa que tiene lagos de sal en el centro urbano. El complejo está totalmente acondicionado para la temporada veraniega y dispone de chiringuitos, baños, sombrillas, tumbonas etc. De acuerdo a Wikipedia. lo visitaron 5.000 personas por día en los meses de verano en el año 2013. No obstante, no me quedó muy claro si la concentración de sal es tan alta en estos lagos artificiales que puedes flotar como ocurre en el Mar Muerto.

Tuzla, además, destaca por su carácter multicultural, con bosnios, croatas y serbios conviviendo allí. Es más, su multietnicidad es mucho más acentuada que en otras ciudades bosnias. Tuzla fue testigo de un duro episodio durante la Guerra de los Balcanes, concretamente en el mes de mayo de 1995. Ha pasado a la historia como la «Masacre de Tuzla». Aquel día, 71 jóvenes fueron asesinados a manos del Ejército de la República Srpska. En el parque principal de la ciudad, hay un memorial en homenaje.

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Memorial

Pasear por este parque es una buena opción, ya que ofrece interesantes vistas de los lagos y, también, alberga un monumento a Tito. Esto haría que me cuestionase la estima que tienen en Bosnia al que fuera presidente de Yugoslavia.

Por supuesto, no te puedes ir de Tuzla sin conocer la Plaza de la Libertad, flanqueada por coloridos edificios.

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Plaza de la Libertad

Mi experiencia en Tuzla

 

A causa de lo que he comentado al principio, lo cierto es que ir a Tuzla no me hacía mucha ilusión y, como he mencionado, sería una ciudad de paso. Cuando llegué a la estación de autobús y después de comprar el billete a Belgrado, me encaminé (mochila al hombro) hacia la pensión que tenía apuntada en mi libreta. Llegar desde la estación al centro no fue en absoluto difícil, ya que bastaba con ir todo recto y andar alrededor de 20 minutos.

Cuando llegué a la pensión, preferí no identificarme (había llamado el día anterior para reservar una habitación) y pregunté si, en el precio (20 euros por noche), estaba el desayuno incluido (sí, ¡para mí es muy importante que lo esté!). La dependienta me pareció fría, no me entendía bien y, además, este no estaba incluido, así que algo me dijo que no pasaba nada por mirar más pensiones, pues aún era temprano.

Pregunté en una segunda pensión y las condiciones eran las mismas, así que estaba por volver a la primera cuando pensé en probar una vez más. Continué andando y divisé otra, (ya la última, pensé). Se llamaba Pansion ‘Centar’ y me atendió un chico en recepción de más o menos mi edad; muy majo él.

La habitación que me proponía también costaba 20 euros, pero me ofrecía también desayuno. Traté de regatear un poco, pero el chico era duro de roer. Sin embargo, me dijo que me enseñaría la habitación para que me ayudara a decidirme. ¡Esta era increíble! Era como un mini-apartamento, con una especie de salón, una habitación con dos camas y un baño. Todo para mí. Estaba en la última planta y me dijo que él solía dormir ahí (era una pensión familiar) y que era la mejor habitación del hostal. Además, los radiadores estaban ardiendo y echaba de menos esa sensación de calor y confort total en un alojamiento. Sin duda, el chico había sabido cómo convencerme.

Pero no fue la habitación lo mejor de haber elegido esa pensión, sino el hecho de que el chico se ofreciera a acompañarme a dar una vuelta por la ciudad con él. Qué encanto, ¿no? ¿Trataría así de bien a todas sus huéspedes?

El caso es que aquella tarde paseamos por el centro (aunque ya era de noche cuando salimos, pese a que no eran ni las 18.00 horas), me llevó a tomar una cerveza y luego a comer un pastel delicioso. Después, cogimos su coche y me enseñó más lugares de los alrededores e, incluso, a ver una panorámica de Tuzla desde lo alto de un monte.

A la mañana siguiente, lo mismo. Bajé a desayunar y me encontré uno rico-rico. Me llevó a conocer los lagos, a tomar té y otro pastel, a pasear… Fue absolutamente adorable y no me dejó pagar nada. El chico hizo que lo que parecía un día en Tuzla un tanto sin más, fuera uno de los mejores y más entretenidos de todo el viaje.

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¡Un delicioso desayuno con tres tipos de queso! 🙂

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