Llama la atención de esta urbe alemana su fuerte contraste pues en el centro de la ciudad conviven imponentes rascacielos que acogen bancos y edificios históricos; una mezcla muy curiosa. Por supuesto, otro de los grandes atractivos es la gastronomía que ofrece, con la cerveza y salchichas como anfitrionas.
Tiene dos terminales (1 y 2, conectadas por un bus gratuito) pero la que interesa es la Terminal 1, pues es en esta donde se coge el tren para llegar al centro y hauptbahnhof (estación de tren). El trayecto cuesta aproximadamente 4,50 euros y dura unos 15 minutos.
¿Qué visitar en Frankfurt?
Cuando ya estés instalado (más adelante hablaré sobre alojamientos), ¡empieza tu visita!
Desde la propia estación de tren parten varias calles hasta el centro. Si tomas la calle Münchener llegarás al primer punto de interés.
– Willy Brandt-Platz. Este es el punto de partida del distrito financiero de Frankfurt y, de hecho, enseguida tu visión se llenará de rascacielos. Verás un símbolo del euro de grandes dimensiones que advierte que nos encontramos junto a la antigua sede del Banco Central Europeo. De la nueva, hablaré luego.
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Antigua sede BCE |
– Römerberg. Es la plaza del antiguo Ayuntamiento y el lugar más característico y pintoresco de esta urbe alemana. La reconocerás por las vistosas fachadas de las casas aledañas. Además de ser la atracción turística por excelencia, esconde numerosos bares tradicionales para beber cerveza y comer salchichas (¿qué ibas a comer si no?). En la plaza se localiza también la Iglesia de San Pablo (Paulskirche), una de las más importantes de Frankfurt, y la Iglesia de San Nicolás.
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Plaza Römer |
– Casa de Goethe. Aquí nació y pasó la mayor parte de su juventud el novelista Johann Wolfgang von Goethe.
– Catedral de San Bartolomé. En la década de los 50, era el edificio más alto de Frankfurt y entre los años 1562 y 1792 fue lugar de coronación de los emperadores alemanes, de ahí que se denomine Kaiserdom (Catedral del Imperio).
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Catedral de San Bartolomé |
– Maintower. Este rascacielos se alza 200 metros y es el único en tener un mirador. Lo identificarás fácilmente por su estructura redondeada. El visitante puede subir hasta el observatorio en un ascensor (previo pago de 6,50 euros) y contemplar las vistas desde lo alto. En un principio no iba a incluir esta torre entre mis planes, pero lo cierto es que me encantaron las vistas. Totalmente recomendable.
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Vistas desde la Maintower |
– Iglesia de Santa Catalina. Otra vistosa iglesia de Frankfurt que data del siglo XVII pero fue reconstruida en 1954 tras sufrir los bombardeos de la II Guerra Mundial. Se ubica a escasa distancia de la zona comercial de Frankfurt, la bulliciosa calle Zeil, llena de tiendas y bares.
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Iglesia de Sta. Catalina |
– Ópera Antigua (Alte Oper). El edificio se construyó a mediados del siglo XIX, pero durante la II Guerra Mundial fue destruido casi en su totalidad. Las obras de reconstrucción acabaron en el año 1981.
-Torre Eschenheimer. Esta torre la descubrí desde el mirador de la Maintower y me pareció preciosa. Por lo visto, data del siglo XV y formaba parte de la muralla medieval que rodeaba la ciudad. Hoy en día alberga una cafetería en la parte inferior.
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Torre Eschenheimer |
– Paseo por la ribera del río Meno. Una de las cosas que más disfruté de Frankfurt fue pasear por la orilla del Meno, con jardines, patos y vistas increíbles desde los puentes. De hecho, muchas guías recomiendan acercarse hasta la denominada «orilla de los museos», donde se encuentran algunos de los más importantes de la ciudad.
Caminando, caminando, dejando a nuestra espalda los rascacielos, se advierte uno a lo lejos, solitario. Se trata de un edificio acristalado que acoge la nueva sede del Banco Central Europeo, cuya inauguración, acaecida hace un mes (en marzo de 2015) derivó en sonadas manifestaciones.
Nueva sede BCE |
¿Dónde y qué comer y beber en Frankfurt?
Ya sabes a lo que vas a Frankfurt: a comer salchichas o würst.
Mi viaje fue a finales de marzo, en unos días muy lluviosos y bastante fríos pero la ciudad está muy bien preparada para cuando viene el calor, a juzgar por las terrazas que tienen la mayoría de los bares. Es curioso que muchos bares tengan mesas en la calle pero dentro no.
Uno de los alimentos que adoro de Alemania (y que probé en Austria por primera vez) es el Fleischkäse, un tipo de embutido cortado en rodajas gruesas y que se sirve con pan y ketchup o mostaza. ¡Delicioso!
Como amante confesa del queso, estaba muy emocionada por probar el tradicional Handkäs Mit Musik, literalmente «queso de mano con música», que se presentaba como un queso fuerte y con cebolla. Muy a mi pesar, fue una de las grandes decepciones gastronómicas del viaje. Ni siquiera pude terminármelo.
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Queso típico de Frankfurt |
En Frankfurt es un must probar la bebida típica: Ebbelwei o Apfelwein, un tipo de sidra que puedes degustar en cualquier bar, aunque mi guía recomendaba especialmente la taberna «Römer-Bembel» en la plaza Römer.
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«Römer-Bembel», bar de la sidra |
Y, para finalizar este apartado, os cuento todo un descubrimiento para comer. Se trata de un bar situado en la calle Münchener (en pleno barrio turco de Frankfurt a juzgar por sus numerosos kebabs y demás establecimientos especializados en comida turca) llamado «Alims Fisch Imbis«. Ahí no encontraréis salchichas, sino platos de pescado con ensalada y patatas desde solo 5 euros. Hay sardinas (sardellen), dorada (dorade), caballa (makrelle) o trucha (forelle) y todos ellos preparados al momento a la parrilla. Lo único que tengo que decir es que hacía mucho que no comía un pescado tan sabroso y soy de Málaga, que conste.
El bar de pescado que no olvidaré |
¿Dónde alojarse a buen precio en Frankfurt?
El vuelo a Frankfurt nos salió bastante barato para la fecha que era y yo, feliz, pensaba: ¡vaya viaje low cost voy a pegarme! Esa emoción inicial se desvaneció cuando comencé a buscar alojamiento. ¡Todo carísimo! O al menos eso me pareció, aunque también es verdad que últimamente solo visito países baratos (Turquía, Marruecos, Egipto) y dormir por más de 10 euros me parece una barbaridad.
Fuera bromas, lo cierto es que me pareció sumamente difícil encontrar un hotel barato. Al final reservé el más económico y, además, lo recomiendo 100% no solo por su situación (a 2 minutos andando de la estación de tren y a 5 del maravilloso bar de pescado del que acabo de hablar), sino también por el desayuno incluido (con multitud de pequeños manjares, tipos de quesos, embutidos, panes…) y porque, en general, tenía muy buen aspecto y estaba limpio. ¿El precio? 84 euros-dos personas-dos noches. ¿Cuál? Colour Hotel.