Cuando llegamos a Tirana, me di cuenta de que no sabía nada de Albania. Yo, que soy muy de guías, no tenía ninguna de este país, así que tuvimos que recurrir a Internet antes de echarnos a la calle.
Albania es un pequeño país de unos 3 millones de habitantes situado entre Montenegro y Grecia y bañado por las aguas del mar Adriático y el mar Jónico. Puede resultar extraño, pero, principalmente, veníamos a Albania buscando sus playas. Habíamos leído que había una especie de Riviera albanesa con playas de aguas transparentes, casi más típicas de otras zonas del mundo que de este país. Y es que, durante muchos años, Albania fue considerado el país más pobre de Europa, hasta que, no hace mucho, Moldavia le quitó el puesto.
Además, se trata de un país fundamentalmente musulmán. Como ya me pasó en Bosnia y Herzegovina, me sigue resultando curioso, a la par que interesante, ver países de mayoría musulmana en Europa.
Investigando sobre Albania, nos topamos con un nombre, el de Enver Hoxha, quien gobernó el país durante 40 años, hasta que murió en el año 1985. Además de dictador comunista, por lo visto el hombre era un raro y un paranoico. Para él, no solo eran enemigos los países capitalistas, sino también muchos socialistas. Es más, estaba tan convencido de que podían atacarle en cualquier momento que no se le ocurrió otra cosa que construir más de 700.000 búnkerses a lo largo y ancho del país para poder refugiarse en caso de ataque. El rastreo de búnkeres marcó la visita a Tirana.
Uno de tantos búnkeres que debe de haber en Tirana |
Qué ver en Tirana
En Tirana no hay mucho que ver, aunque tengo que reconocer que ¡la búsqueda de búnkeres fue la mar de entretenida! Eso sí, me gustaron mucho sus bares, la comida y, por supuesto, los precios (barato-barato). La moneda es el Lek albanés y el cambio es más o menos: 1 euro = 136 leke.
- Plaza Skanderbeg. Es la plaza principal de Tirana. En el centro se alza una estatua del héroe nacional homónimo y una bandera albanesa gigante. Lo cierto es que durante el viaje por el país y, posteriormente, por Kosovo, vi constantes referencias a su figura.
Vistas de la Plaza Skanderbeg |
- Mezquita Et’hem Bey. Está situada justo enfrente de la Plaza Skanderbeg (de hecho, todo lo turístico que hay que ver está a unos pasos de ella) y es uno de los monumentos más importantes de Tirana. Además, se considera la mezquita más hermosa del país.
- La Torre del Reloj. Justo detrás de la mezquita (¿veis? os lo dije) está la Torre del Reloj, que vigila la ciudad a 35 metros de altura. Tras subir casi un centenar de escalones se llega a la cumbre para obtener una panorámica de la capital albanesa.
- Mausoleo de Enver Hoxha. Muy interesante me pareció el Mausoleo de Enver Hoxha, conocido como La Pirámide. Esta asombrosa construcción se erigió para venerar la figura del líder. Tras su muerte, el edificio cayó en desgracia y hoy en día es una mole sucia y descuidada bastante alejada de ese ambicioso objetivo.
El Mausoleo de Enver Hoxha echado a perder |
- Búnkeres. Me hubiera gustado decir que están por todas partes y que aparecen cuando menos te lo esperas. Aunque hay más de 700.000 búnkeres en toda Albania, si encontré media decena de ellos en Tirana es porque los buscaba concienzudamente, jajaj.
Otro búnker solitario en medio de un parque |
¿Buscas un bar en Tirana?
Como mencioné al principio, lo que más me gustó de Tirana fue su cantidad de bares para comer o tomar una cerveza. Veníamos de los precios inflados de la costa montenegrina, así que aquí nos sentimos en el paraíso.
Me quedo con dos calles: Ismail Qemali, con bares bastante cool, y Muhamet Gjollesha, llena de sitios para comer y beber.
¿Cómo llegar a Tirana desde Montenegro?
Nuestro punto de partida fue Budva, en Montenegro, así que estaba todo calculado. No recuerdo a qué hora salía el autobús, pero bastante temprano. Buenos madrugones nos dábamos, sí señor. El billete nos costó unos 22 euros al cambio. Supuestamente, íbamos a viajar en un bus normal, pero al final decidieron meternos junto a otros cinco o seis turistas en una furgonetilla.
Es más, apostaría a que el conductor solo pasaba por ahí y le endiñaron ese largo viaje (de ida y vuelta, para él) de 5 horas sin que pudiera negarse. Se ve que Budva-Tirana no era un trayecto que hiciera todos los días, ya que preguntó 500.000 veces por qué carretera tirar.
En Tirana nos recibió un caluroso día. Teníamos unas 24 horas ahí antes de partir hacia Saranda, en plena Riviera albanesa. Pero eso será en el próximo capítulo.