— Viajes Guays
No hace mucho vi un post en Twitter bastante simpático que no tuve más remedio que compartir. Para muchos, será una publicación graciosa y nada más. Para mí, es chistosa, pero también ¡es una alerta máxima! Como periodista, no puedo leer algo y quedarme únicamente en el contenido. El análisis está detrás de cualquier lectura sin que pueda hacer nada para remediarlo: uy pues aquí falta una tilde, uy esta frase suena regular, uy esa “h” sobra… ¡No puedo evitarlo!
Estamos rodeados de frases comerciales, de eslóganes, de texto por todas partes. Y yo no solo me paro a pensar en si tiene gancho, sino en si está bien escrito. Es más, me parece de muy mal gusto que una empresa no cuide este tipo de detalles. El lenguaje bien empleado está infravalorado. Pero a mí una organización que escribe mal, que queréis que os diga, no me genera confianza.
Cuando terminé Periodismo, me pregunté qué había aprendido exactamente durante la carrera. Tenía la sensación de que solo había aprendido a escribir. Pero, eso lo sabe hacer todo el mundo, ¿no? Pues no. Me he dado cuenta con el paso de los años que el buen uso de la ortografía y gramática es un arte que tiene que perfeccionarse. Si se aparca, faltarán tildes, sobrarán comas y habrá otros errores más o menos graves. A mí me sangran los ojos con ciertas cosas que leo, así sean mensajes de Whatsapp
De acuerdo, todos sabemos escribir. Pero, ¿todos sabemos escribir bien? Sentarte delante del ordenador y enfrentarte a un artículo de 500 palabras por redactar puede abrumar si no estás acostumbrado. Esta tarea que a una persona no habituada a estos menesteres podría llevarle 3 o 4 horas, un redactor de contenidos podría abordarla en menos de 1 hora y con una calidad impecable.
Cualquier empresa o marca necesita entrar en contacto con sus clientes potenciales, pero si no domina a la perfección el lenguaje, estos pueden ser reacios. Encontrar las palabras perfectas y el modo ideal de aproximarse al consumidor es una labor en la que un redactor de contenidos puede ayudar.
¡Cuántas veces no me habré topado con el pésimo blog de una empresa que comercializa cosas chulas! Es una lástima que ambos universos no vayan alineados. Está claro que el cliente va a valorar, lo primero, el producto o servicio que le ofreces, pero quizás posteriormente quiera seguir indagando en la marca. ¡Y se va a encontrar con esto! Un artículo o cualquier tipo de contenido mal escrito ofrece muy mala imagen.
¿Y la tranquilidad que da saber que puedes desentenderte de toda la parte del contenido y centrarte en el área de tu negocio que más te interesa? ¿Y qué me dices sobre eso de tener a alguien que te puede asesorar acerca de si es mejor decir esto de una forma u otra o de que te ayude con cualquier contenido nuevo que necesites agregar a la página web? ¡Oye! La paz mental es innegociable.
O, al menos, de momento. Hoy en día, la IA está lejos de reemplazar la frescura, la genialidad, la gracia y el estilo personal de un redactor. Es cierto que puede ser un apoyo, servir de base para comenzar a escribir un texto, para aportar contexto, etc., pero, por el momento, necesita la inestimable ayuda de un escritor que la meta.
Y si quieres más razones, puedes escribirme a andre29007@hotmail.com y continuamos conversando del tema.